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lunes, marzo 20, 2006

Recuerdos compañeros... recuerdos


Por fin nos reunimos y fue por el único expediente válido para este caso: La pelota. Una pichanga fue la excusa que nos juntó hace unos días. Exactamente en el paradero 14 de Vicuña Mackenna. Se juntó el dream team: Guatón, Diego, Edgardo, Bototo, Guzmán y yo. Claro faltaban varios. No creo que podamos olvidarnos del Guachupe, Oscar, Carlos Flores, Rodríguez y Claudio “Paul” Pinilla, que con su dribling endemoniado podía dejar tirado hasta al arquero, pero perder el gol de forma increíble.
Antes nos juntábamos todas las semanas para correr tras un balón, daba lo mismo donde fuera: la calle, en los peladeros de Américo Vespucio o en la multicancha del Comunitario que sólo la arrendaban gracias a las negociaciones del Guatón que tenía un trato especial con la señora Nena.
Daba lo mismo donde fuera, tan sólo queríamos correr un momento tras una pelota y reírse de las carambolas que no nos salían en la mayor de las ocasiones.
Después de mucho tiempo pudimos juntarnos, fue una larga hora tras la pelota que en realidad pareció una eternidad. Ya no corríamos como antaño teníamos el freno de mano puesto, menos podíamos hacer juego colectivo, estábamos más viejos y algunos más gordos que de costumbre. El partido pasó a ser una anécdota en el grueso almanaque de historias que tenemos.
Ya de vuelta del partido y con la primera corrida de cervezas hubo una frase que saltó entre el bullicio que teníamos en la casa de Diego, la pregunta provocó que todos hiciéramos un pequeño esfuerzo para tratar de responder correctamente a la duda de Bototo: ¿cuántas veces habíamos terminado peleando?
Se acuerdan cuántas veces terminamos tirando puños a ciegas con tal de defender nuestro honor que estaba siendo atacado por una boleta antológica o por una salsa de patadas que el contrincante nos propinaba y también, la menos veces, eran peleas entre nosotros.
Las peleas en Quilicura, con los raperos, con los amigos de José Manuel en la cancha de Ferraloza, los codazos entre mi hermano y yo, las puteadas que le echábamos al guatón cuando se creía Sebastián Rozental , los sueños de Guzmán por ser el Oliver Atom chileno, las simulaciones del Bototo las cuales se acababan cuando le sugeríamos que descansará un rato y cómo no se acordarán de la patada en la nariz que Claudio Paul Pinilla le propinó al Diego quebrándole la nariz.
No sé donde quedo todo eso, de hecho cada vez que nos juntamos partimos con el mismo discurso: “Podríamos meternos a un campeonato”, “Esta otra semana podríamos juntarnos para que juguemos más seguido”, pero al fin y al cabo quedamos en lo mismo, es decir, sin jugar, sin campeonato.
De verdad espero que nos juntemos más seguido para volver a las canchas y engrosar aun más las historias nuestras tras la pelota, porque después de todo y a pesar del retiro obligado de algunos mártires, los kilos de más, las lesiones, las obligaciones y la familia somos unos idiotas por la pelotita, unos felices idiotas que corren tras esa pelota.
W

1 comentarios:

Francisco Quilodrán G. dijo...

Hola mi Gran Amigo
Cuando vi tu blog y leí tu artículo no pararon de llegar los recuerdos a mi cabeza y largarme a reír por todas las verdades que reflejastes. Espero que podamos seguir compartiendo por mucho tiempo y que surjan nuevas historias.
Espero que este no sea tu último comentario para nuestras historias, un abrazo Tu Amigo
Francisco Quilodrán G. “Bototo”