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jueves, mayo 04, 2006

Culpable*

La culpa de todo es de Jorge Valdivia. Por correr toda la cancha y advertir, frente a una cámara de televisión, que el juez lo presionaba. Tiene la culpa por apilar rivales y eludirlos groseramente, resaltando la escasa habilidad de los zagueros. Obvio, cualquiera entiende que eso es una provocación. Es culpable por inventar jugadas más allá del molde y no definir arriba y cruzado, como todos. O casi todos. Y tiene culpa, que duda cabe, de festejar efusivamente los goles de su equipo, con actos tan virulentos como besarse la camiseta, alzar los brazos procazmente, incluso gritar y reírse cuando una obra está consumada.
La jugada la vimos todos. No entraré en detalles. Es probable, sumando y restando, que Jorge Valdivia haya sido bien expulsado por el juez Rubén Selman. El tipo lo aplaudió, corrió toda la cancha y le habló a la cámara.
Cada uno decidirá si es una ofensa o no. Yo creo que no. Pero el tema entra en el debate. Segunda amarilla. Fuera. Esa es la pelea chica.
¿Y la pelea grande? ¿Alguien está interesado en la pelea grande? Un jugador de fútbol denuncia que el árbitro de un partido lo va a expulsar. Y su vaticinio se cumple un minuto más tarde. ¿No vale la pena investigar el caso, seguir la pista, meter la nariz, husmear el dato? ¿No será necesario saber si efectivamente los jugadores son presionados por algunos jueces? ¿Es descartable una denuncia sólo porque proviene de un futbolista díscolo, pesado, arrogante, poco simpático y con antecedentes pésimos?
Jorge Valdivia instaló un tema. Un tema serio. Una posibilidad exquisita para abrir un debate. Para conocer aún más el reglamento. Para saber por qué muchas veces se van expulsados los buenos jugadores y los sucios no sólo siguen en cancha, sino que hacen alarde de su particular estilo. Tal vez después de la discusión llegamos a la conclusión que Rubén Selman tuvo toda la razón, que las acusaciones del volante de Colo Colo surgieron por la calentura del momento, que todo es mentira. Pero la confrontación de temas siempre es saludable. Nutre. Acumula conocimiento. Nos hace bien a todos. Protagonistas y testigos.
Hace no muchas semanas, Samuel Eto'o, estrella del Barcelona, detuvo un partido. Tomó la pelota y amenazó con marcharse. Tuvo que ser convencido por compañeros y contrincantes para volver a jugar. El camerunés no soportó más los insultos racistas que la parcialidad contraria le dedicaba. Y su gesto no sólo fue aplaudido por todos, sino que cambió el reglamento, la norma de disciplina para todo el continente. ¿Por qué lo logró? Porque tras el incidente, se dedicaron a la pelea grande, no a la pelea chica. Como para tenerlo en cuenta.
¿Valdivia fue bien expulsado? Seguramente ¿Debe enterrarse su denuncia?
Ojala no.
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* Cristián Arcos, periodista de la Universidad de Chile. Su labor profesional la ha desempeñado siempre en el área deportiva, ha trabajado en El Mercurio, La Tercera y Chilevisión.

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